La Asociación La Maquinilla es un colectivo de carácter comarcal fundado en 2011 en   Peñarroya-Pueblonuevo, en Córdoba,  un municipio que entre los finales del siglos XIX y mediados del siglo XX llegó a ser uno de los más prósperos de Andalucía por sus minas e industrias y que hoy, tras el cierre de todas ellas, posee, pese al expolio rutinario y según diversos expertos uno de los Patrimonios de la Industrialización  más importantes de España y el segundo conjunto de chimeneas industriales de ladrillo más importante del sur de España.

Aunque los objetivos que rezan en nuestro estatutos  se encuentra la defensa,  promoción e investigación  del Patrimonio Industrial, minero y ferroviario del Valle del Guadiato  el origen de nuestra unión fue el enfado  ante tanta la  dejadez y el abandono de lo que consideramos nuestras señas de identidad industriales por parte de nuestras autoridades y también  por parte de nuestros vecinos.

Cuando decidimos organizarnos la situación que  nos encontramos:

 

  • Numeroso Patrimonio Industrial abandonado, sin protección legal y en una fase de expolio si no permitido, si consentido por parte de nuestras autoridades. El ejemplo más paradigmático es el primer Cerco Industrial de Peñarroya, que desde los años 70 ha sido un auténtico suministrador alegal de materiales de construcción para las viviendas de la localidad y en la principal fuente de ingresos de los chatarreros locales.
  • Escasez de recursos económicos para su puesta en valor. Aunque en las últimas dos décadas ha habido algunos aciertos de recuperación patrimonial interesantes, tenemos que reconocer que el dinero no se aprovechó convenientemente para sacar más partido a nuestro patrimonio, desde un punto de vista general.  Para colmo 2011 había supuesto el final de las ayudas a las comarcas mineras para proyectos empresariales y  patrimoniales y nos encontrábamos en la fase más grave de la crisis económica que obligó a nuestros Ayuntamientos y Mancomunidades a reducir el gasto a lo mínimo indispensable.
  • Rechazo social. A todo lo anterior se le unía un el escaso valor, cuando no desprecio que la mayoría de la población sentía hacia todo lo que significó su medio de vida y el de sus antepasados.  Existía una gran falta de educación patrimonial de nuestra gente sobre unos restos que son vistos como el  símbolo de lo que lo que ellos consideran un fracaso como sociedad. Mucha gente de nuestro municipio no aspira como los abuelos a que las fábricas vuelvan a producir en ese ejercicio onírico que sólo quien ha quedado varado por el progreso puede hacer, sino que directamente piden que desaparezca, como un objeto inútil en el paisaje.
  • Profundo desconocimiento por parte de nuestros líderes públicos. Está bastante aceptado en democracia que los GOBERNANTES son el REFLEJO de las sociedades que les votan o que VIVEN en un lugar concreto. Lógicamente, si nuestros ciudadanos desprecian su propio  patrimonio, no podemos esperar que  nuestros representantes  muestren mucho aprecio por él, desde un punto de vista meramente cultural o, simplemente, desde un punto de vista pragmático.
  • Nulo aprovechamiento turístico de estos bienes. Si todo o casi todo el Patrimonio Industrial está abandonado y/o expoliado,  no había recursos económicos que permitieran realizar grandes inversiones en restauración, no existía una implicación de la ciudadanía  y de los poderes públicos para su puesta en valor, lo más lógico es que no se pudiera extraer ningún tipo de rédito turístico de éste.
  • Espacios degradados. Por último, tenemos que añadir una característica exclusiva del Patrimonio Industrial y que condiciona su puesta en valor si lo comparamos con otro tipo de Patrimonio y es la CONTAMINACIÓN de los espacios donde se encuentra así  como  de sus estructuras. Los terrenos sobre los que se asienta nuestro Patrimonio Industrial se encuentran altamente contaminados, lo que encarece su puesta en valor y, principalmente, supone un riesgo para la salud en aquellos que deseen visitarlo.

VÍAS VERDES COMO OPORTUNIDAD PARA NUESTRO PATRIMONIO INDUSTRIAL

Había  múltiples  soluciones  nuestros problemas. De hecho, existen  otros colectivos  de la zona dedicados a esta temática que han apostado por otras estrategias. Nuestra propuesta fue  el aprovechamiento de los trazados ferroviarios abandonados que recorren la comarca de Este a Oeste y de Norte a Sur, adentrándose en nuestros espacios industriales  como vías verdes.

¿Por qué lo hicimos?

  • Rentabilización directa de espacios industriales abandonados. Una Vía Verde construida junto a espacios abandonados permite hacerlos accesibles  a la gente desde el primer momento, mientras llegan los fondos necesarios para la restauración de otros espacios circundantes de una forma barata, segura  y eficaz. 
  • Acercamiento social al Patrimonio Industrial. El hecho de aprovechar antiguos trazados ferroviarios como vía verde facilita el conocimiento de su historia a nuestros vecinos y supone un acercamiento a su cultura. Además,  LOS TRAZADOS FERROVIARIOS   SON  MONUMENTOS EN SÍ MISMOS  en tanto que miles de trabajadores, antepasados de los habitantes de la comarca del Guadiato utilizaron este medio de transporte para trabajar o para ocupar su tiempo de ocio (partidos de fútbol, corridas de toros…). Los viejos trazados ferroviarios permiten conectar a la gente con la vida de sus antepasados.

 

  • Aprovechamiento turístico de nuestros puntos de interés. Todos estos elementos, por separado, y en el pésimo estado de conservación en que se encuentran no suponen un referente turístico. Presentados en un paquete con el lazo de una Vía Verde, se convierte en un auténtico regalo para los sentidos. Vías Verdes son una marca internacional cuyo distintivo, por el hecho de tenerlo, atrae muchísimos amantes de la bicicleta y el turismo sostenible.
  • Rehabilitación de paisajes degradados. Desde que fue reconocido el trazado de La Maquinilla como Vía Verde se han plantado más de 800 árboles y matorrales junto a la Vía y en los alrededores y se ha procedido a la rehabilitación de conos mineros, escorias y escombreras. La Vía Verde en los parajes mineros ha supuesto una REVOLUCIÓN MEDIOAMBIENTAL en unos terrenos que antiguamente estaban reservados a estercolero.

Entendimos igualmente que luchar exclusivamente por la conversión  de un trazado ferroviario en vía verde sería cometer el mismo error que lleva repitiendo nuestras instituciones desde hace 20 años como lo es restaurar edificios sin darle contenido.